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ESTADOS UNIDOS NO CAMBIA
por Vicente Manuel Prieto Rodríguez


A pesar de la alta creatividad que poseen los norteamericanos inteligentes, el Gobierno de Estado Unidos sigue repitiendo fórmulas para intentar acelerar lo que ellos llaman “cambio democrático en Cuba”.

Perdonen si comienzo este comentario serio con una anécdota que pudiera no parecerlo, pero el tema me recuerda tanto a un spot animado de bien público que se transmitía en Cuba allá por los años 80, donde decían: “Ay no seas sapo… esto se hace en todas las películas y siempre sale bien”.
En este caso parece que el gobierno estadounidense piensa igual.

Leo un titular que me llama la atención: “EEUU ofrece 3 millones de dólares para promover la pequeña empresa en Cuba”, y al leer el artículo, no puedo menos que indignarme primero, reírme después, y ya con actitud más crítica, escribir esto.

Según la Agencia Europa Press, Estados Unidos donaría 3 millones de dólares “para promover la creación y operatividad de la pequeña empresa en Cuba a través de los programas que impulsa la Casa Blanca desde hace varios años para estimular los cambios en la isla…” http://www.europapress.es/latam/politica/noticia-eeuu-ofrece-millones-dolares-promover-pequena-empresa-cuba-20100804183507.html

Y tal cantidad de fondos irían a las manos de lo que llaman “grupos marginales” entre los que identifican a campesinos, “minorías étnicas y religiosas”, huérfanos y personas con impedimentos físicos, yo quisiera que le explicaran ellos al mundo cuáles son esas “minorías étnicas y religiosas”. ¿Negros, blancos, indígenas? ¿Cuáles minorías? Las religiosas, yo no hablaría de minorías religiosas en Cuba, porque en mi país, aunque nos consideren ateos totales, los cubanos siempre creemos en algo, unos en Dios católico o evangelista, otros en las muchas y muy variadas religiones sincréticas originarias, obvio, con sus excepciones.

En cuanto a los huérfanos y discapacitados, no me parece para nada que sean “grupos marginales”, porque cualquiera puede constatar la protección de que gozan estas personas en Cuba.


Respecto a los campesinos, ni hablar, desde hace muchos años pertenecen a un sector más que privilegiado y sus niveles de vida son bastante altos, en Cuba se logró invertir el proceso de migración que normalmente es del campo a la ciudad y muchos profesionales se fueron al campo para cultivar la tierra y mejorar sus condiciones económicas con los productos agropecuarios.

Lo que sí es claro es que buscan financiar a grupos vulnerables, por una u otra razón, para crear conflictos y desestabilizar el sistema cubano, tal como lo hicieron en la desaparecida Unión Soviética, cuando a través del financiamiento a áreas de la economía y la cultura lograron destruir al primer Estado Socialista del mundo. ¿Quién les dijo a los norteamericanos que en Cuba ese performance puede repetirse? Lo que no sucedió en 1989 no va a suceder ahora.

Los 3 millones de dólares forman parte de los 15 millones de dólares (11,4 millones de euros) que serán destinados para los programas para la democracia en Cuba. El plan de ayudas a las pequeñas empresas se extenderá por un plazo de 36 meses, según ha informado la USAID.” (sic.)

En este párrafo se devela el verdadero objetivo de la supuesta “donación”, el instrumento es como ya viene siendo tradicional, USAID, ente patógeno que es rechazado en muchos lugares por su franca intromisión en los asuntos internos de los Estados donde se mete y sobre todo en Latinoamérica, desde donde los países que no son afines al imperio levantan voces contra tal institución y en ciertos casos ya ha sido expulsada: “Ya el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, citado por La Jornada, el 26 de junio de 2010, denunció que la agencia de cooperación de Estados Unidos, USAID, está infiltrando algunos movimientos sociales para que se manifiesten contra el gobierno. El vice del Estado Plurinacional de Bolivia aseguró que de 100 millones de dólares que invierte USAID en su país, 20 se usan en gastos técnicos y el resto “para sus amigotes, para su clientela política, patrocinando cursos, publicaciones y grupos que promueven conflictos”.

Este otro titular y la posterior información dejan aun más al desnudo las verdaderas intenciones del gobierno estadounidense con la asignación de fondos económicos camuflados tras el término de “ayuda”:

“EEUU: Más de 6.4 millones de dólares para la oposición en países de la ALBA”

Venezuela figura como el país dónde la agencia estadounidense NED (Fundación Nacional para la Democracia) más ha invertido dinero en grupos opositores en América Latina durante el año 2009, con 1.818.473 dólares, más que el doble del año anterior. De segundo está Cuba, con una inversión por encima de 1.5 millones de dólares, destinados a grupos y medios contrarrevolucionarios, y sus contrapartes en Estados Unidos. También 1.36 millones de dólares fueron otorgados a organizaciones y medios de comunicación bolivianos, que principalmente están en contra del gobierno de Evo Morales. Entre Ecuador y Nicaragua, más de 1.7 millones de dólares fueron invertidos en grupos políticos, medios y la llamada “sociedad civil”.

En el despacho de Europa Press se advierte que por las características del gobierno cubano y lo que ellos llaman “sensibilidad política del programa de USAID”, los funcionarios que viajen a Cuba para fomentar sus proyectos pudieran tener problemas y refiere el caso del representante de dicha agencia que entregó equipos de comunicación satelital a una comunidad judía (israelíes de origen, ¿casualidad?) radicada en el archipiélago cubano, y que fue capturado y procesado por el delito de espionaje, curiosamente Estados Unidos ha pedido la excarcelación de dicho individuo, ¿y qué hay de nuestros Cinco Héroes prisioneros desde hace varias décadas en Estados Unidos, sin que ese país responda a nuestros reclamos de liberarlos?

Por supuesto que Cuba no va a tolerar ningún tipo de injerencia, y no va a permitir que se intente vulnerar nuestra soberanía bajo ningún concepto. Y quien se anime a pasar por encima de nuestros principios y nuestras soberanas decisiones, tendrá que atenerse a las consecuencias. Los cambios en Cuba se van a dar, pero en nuestras condiciones y a nuestro ritmo, como bien lo anunció el Presidente Raúl Castro Ruz. Que nadie lo dude.


Murió Michael Jackson, el verdadero Rey del Pop


Por: Vicente Manuel Prieto Rodríguez

Me enteré por todos los medios que falleció Michael Jackson, el ídolo musical de muchos.
Entré a Internet y busqué en Youtube los musicales del Rey.
Y mientras miraba, nostálgico, el tema “They don´t care about us” me pregunté si algunos de esos niños de entonces, que grabaron el video con Michael cuando tenían 10 ó 12 años, estarán vivos, si no los tiene apresado la droga o el alcohol, si llegaron a ser algo en la vida, porque, como bien dice la canción del Rey: “they (los componentes del mercado) don´t really care about us”.  Me pregunto, decía, si algunos de aquellos niños tamborileros, bailarines que ensayaron pasos al lado de Michael, no estarán hoy llorando la muerte del Rey.
Es verdad que su vida fue controvertida, que los escándalos fueron continuos, que lo acusaron de homosexual, pornográfico, pederasta y hasta desequilibrado mental.  Pero viendo lo que es la prensa de farándula, ¿cuántas cosas se habrán inventado?
Cada vez que alguien muere se le resaltan las cosas buenas de su vida.  Por eso yo prefiero recordar al Michael Jackson que como tantos otros genios del arte, inició una época.
Hoy, los pasos de baile que él popularizó siguen siendo la base de una forma de danza contemporánea, todo el mundo los incluye en sus coreografías.
Su estilo sigue siendo único.
¿Por qué no recordar ala Michael Jackson que denunciaba males vividos como las guerras de pandillas, o la destrucción del medio ambiente en su desgarradora e inquietante canción “Earth Song”, o la ambientada en Brasil con pequeños artistas en la que decía que “ellos (los capitalistas) realmente no se preocupan por nosotros”, algo que “todos dicen” (pero nadie hace nada, o al menos no todos hacen lo que deben)?
Se fue Michael Jackson. Nació otro mito.  Más allá de las ventas elevadas a última hora de sus discos.  Para una generación es un símbolo, como lo fueron en sus momentos Elvis Presley, The Beatles, Freddy Mercury…
Muchos lo recordaremos por lo que fue y es, más allá de los escándalos y las acusaciones: Michael Jackson, el Rey del Pop.


La televisión y su influencia en los patrones de violencia.

Por: Vicente Manuel Prieto Rodríguez


Si nos atenemos a los medios de comunicación masiva, el mundo es un lugar muy violento. La mayor parte de las informaciones en un noticiero de una sociedad capitalista es sobre algún tipo de violencia: familiar, social, asesinatos, accidentes, manifestaciones no pacíficas, incendios, guerras de pandillas, guerras internacionales…
Algunos justifican al amarillismo diciendo que es lo noticioso, otros que sube el rating porque a la gente le gusta saber de desgracias.
Creo firmemente que el público no pide por sí solo los productos comunicativos, sino que se “adapta” y consume lo que se le da. Entonces se sobresaturan los medios, sobre todo la televisión, de temas que tratan en sus variadas formas la violencia, muy pocas veces se buscan las causas, en la mayor parte de estos solo se narra el hecho y el periodista da su opinión, parcial y parcializada desde sus subjetivos puntos de vista. Nadie, directivos o creadores de los medios televisivos que rinden culto al sistema neoliberal, se ha detenido a analizar y autocriticar el papel que juega la televisión en la desatada ola de violencia que estos mismos medios se encargan de publicitar.
Lo primero que se nota en la gran cantidad de reportes noticiosos cuyo tema se centra en algún hecho violento, es la juventud de sus protagonistas, tendencia que se manifiesta recurrentemente. Ahora bien, ¿puede influir la televisión en estas actitudes violentas, realmente tendrá algo que ver?
Un estudioso de la comunicación televisiva, Arthur Da Távola, al analizar el poder de penetración en la psiquis humana de este medio de difusión masiva, habla de fronteras borradas entre las edades, jerarquías del conocimiento y la autoridad, cuando afirma que “un niño que hoy tiene 10 años ya tuvo más contacto con la música que Beethoven en toda su vida.” La televisión permite que públicos de diferentes edades, concepciones políticas y religiosas, niveles de escolaridad y culturas convivan con el mismo hecho a la vez. La cantidad y calidad de la información que por esta vía reciben estos públicos de alguna manera influye en sus comportamientos, aunque tal influencia no puede ser medida ni controlada, como las de otras instituciones tradicionales: la escuela y la familia.
El prestigioso académico y realizador brasileño se pregunta en su libro “La libertad de ver”: ¿Quién es libre frente a la televisión? Allí hace un interesante análisis de las reacciones posibles del espectador, reconociendo cuatro instancias que dominan al receptor de la comunicación televisiva: la mimética, la empática, la reflexiva y la libertaria. La instancia mimética se refiere a la tendencia de las personas a mimetizar, incorporar, imitar o aceptar lo que proviene de la comunicación, obviamente en la medida que esto se acerque o refuerce sus códigos culturales o conceptuales. Siempre se ha dicho que la televisión crea “estereotipos dinámicos”, o sea, patrones de conducta, lo cual es común a las personas de cualquier nivel cultural. Esto es bien conocido y utilizado por los realizadores y creativos de televisión, sobre todo en la publicidad.
La instancia empática, que corre paralela a las otras, tiene que ver con los mecanismos emocionales que permiten al sujeto “ponerse en el lugar del otro” comprenderlo y solidarizarse con su actuación. Para Da Távola, las emisiones de televisión son las que más estimulan la vigencia de la instancia empática y de acuerdo a la tipología psicológica del receptor de la comunicación, la empatía puede ser predominante, esta suscita y propicia las relaciones “público-medio de comunicación” y elimina el control racional.
La instancia reflexiva actúa a nivel racional y aunque funciona al mismo tiempo de la emisión, puede continuar y ser ejercitada a posteriori, cuando el receptor de la comunicación realiza la lectura crítica, poniendo en movimiento sus patrones de juicio y reflexión. Esta instancia predomina en personas de mayor nivel cultural, aunque es común a todo receptor.
La instancia libertaria difiere de la reflexiva porque casi no exige la razón. Defiende lo que es profundo en cada individuo, sociedad, cultura o raza. Esta instancia preserva la individualidad del ser humano y su instinto de conservación. Da Távola hace una afirmación interesante cuando dice que “Ser esclavo y prisionero es el destino del hombre. Esclavo y prisionero hasta de sí mismo, de sus ideas, pero tiene una instancia profunda, la del libre albedrío (…). Activarla es ejercicio del hombre maduro”.
El análisis de estas instancias descritas nos aclara la real influencia de la televisión en el comportamiento del hombre-receptor de su comunicación. Posiciones acríticas por desconocimiento, bajo nivel cultural o simple aburrimiento del espectador, lo hace a éste más vulnerable ante los efectos que causa determinado producto comunicativo.
La televisión tiene efectos directos e indirectos.
El psicólogo Jung afirmaba que “la personalidad del hombre, como un todo, es indiscutible. Su conciencia puede ser descrita, pero su inconsciente no puede ser descrito, es siempre inconsciente.”
Los efectos directos de la televisión son objetivos e inmediatos, conocemos el incentivo al consumo a través de la publicidad, entretenimiento, cultura, información, etc. Los efectos indirectos no pueden ser medidos, sus consecuencias “penetran en las zonas de sombra de la psiquis individual y colectiva”.
La problemática está en la diferente capacidad de respuesta de cada individuo que observa en un mismo momento la televisión. Por eso al vivir públicos diferentes el mismo mensaje explícito o implícito de un producto mediático, a cada persona le afecta de forma diferente y con consecuencias imprevisibles.
Teniendo en cuenta estos efectos que provoca la televisión, más la morbosa repetición de escenas violentas y en muchas ocasiones mostrando a los protagonistas como “personajes pintorescos”, algo muy de moda en algunos países, cuyas televisiones ponen a delincuentes a narrar frente a cámara sus “aventuras” contadas con gracia y total desparpajo moral, en ocasiones hasta sin cubrirse el rostro, y no hablemos de telenovelas, filmes, series, noticias de farándula y un largo etcétera de productos televisivos en los cuales el principal ingrediente es la violencia, no resulta asombroso que la juventud, mimética, permeable, moldeable y con pocas características reflexivas, crea que la violencia es permitida y avalada por la misma sociedad, y en consecuencia asuman esos patrones de conducta. Así lo han verificado psiquiatras y pediatras que han estudiado la influencia de la televisión en la juventud, encontrando que estos (los jóvenes) pueden:
.- Imitar la violencia que observan en la televisión,
.- Identificarse con ciertos tipos, caracteres, víctimas y/o victimarios
.- Tornarse ¨inmunes¨ al horror de la violencia; y
Gradualmente aceptar la violencia como manera de resolver problemas.
La TV debe estar dirigida a fomentar valores y no a destruirlos. Nótese que en los países donde la televisión es más responsable, hay menos violencia y más respeto y apego a los valores, los niveles educacionales son más altos, a causa o como consecuencia de esto y viceversa. Las sociedades, a través de sus medios de control de las políticas educativas y de difusión, deben tomar cartas en este asunto y dirigir sus esfuerzos hacia una televisión más sana, más culta, donde el lenguaje y los conceptos no se lleven al nivel de los sectores más bajos, sino hacer que estos sectores eleven sus niveles culturales hacia más allá de la media, lógicamente sin renunciar al papel que de entretención, información y relax tiene este medio de comunicación masiva.
Pero mientras tanto esto no suceda, son los padres, en el seno de la familia, con sus valores y una estrecha vigilancia hacia lo que ven sus hijos en la televisión, los responsables de minimizar esos nocivos efectos, ignorados o simplemente soslayados por conveniencia (en búsqueda del controvertido rating).Hay que reconocer que la televisión, como una herramienta más en el conocimiento humano no es nociva en sí misma, sino que responderá al uso que le demos. Es un tema para reflexionar
 
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